La vida es aquello que te va sucediendo mientras tu te empeñas en hacer otros planes.
John Lennon
A lo largo de tres viajes a París, hemos descubierto la ciudad bajo diferentes luces y estaciones. La primera vez fue en febrero de 2008, la mejor de nuestras visitas, con cielos despejados y un clima frío pero soleado. Las siguientes, en junio de 2010 y 2013, nos presentaron un París más lluvioso, especialmente la última, cuando la lluvia nos acompañó casi sin tregua. Cada una de estas visitas fue una oportunidad para redescubrir una ciudad tan inmensa como fascinante, llena de historia, arte y cultura.
En nuestro primer viaje, en febrero de 2008, París nos recibió con un tiempo excepcional para ser pleno invierno. Los días, entre el 8 y el 12 de febrero, estuvieron marcados por cielos azules y una luz dorada que iluminaba la ciudad. Nos alojamos en el **Hotel Ibis de la Plaza de Italia**, un punto estratégico cerca de una parada de metro, lo que facilitaba nuestras salidas por la mañana hacia los lugares más emblemáticos de la ciudad: la Torre Eiffel, la Basílica del Sagrado Corazón y el Arco de Triunfo. Caminábamos bastante, a veces hasta 13 kilómetros al día, tomando el metro hasta un punto y recorriendo a pie el resto de la jornada.
Uno de nuestros primeros grandes paseos fue a lo largo de los **Campos Elíseos**, desde el Arco de Triunfo hasta el **Museo del Louvre**, un recorrido por una de las avenidas más famosas del mundo. Nos impresionó también el **Museo de Orsay**, cuyas colecciones modernistas del siglo XIX dejaron una huella imborrable. En este viaje subimos a la Torre Eiffel, y en su segunda planta disfrutamos de un desayuno con vistas panorámicas de la ciudad. Fue un viaje lleno de descubrimientos y belleza, con el ritmo adecuado para disfrutar de París sin prisas.
Volvimos en junio de 2010, pero el encanto fue ligeramente empañado por la lluvia intermitente. Esta vez volamos desde Alicante a París-Beauvais con Ryanair, un aeropuerto más alejado de la ciudad. Nos alojamos en el **Hotel Acacias Etoile**, cerca del Arco de Triunfo y la estación de autobuses que conecta con Beauvais. El hotel, de carácter familiar, nos pareció un tanto incómodo: la habitación era pequeña y el ascensor, un antiguo montacargas, poco funcional. Sin embargo, París seguía siendo encantador, y nos dedicamos a explorar nuevos lugares, como la **Iglesia de la Madeleine** y el **Museo del Louvre**, cuya sala de la Mona Lisa estaba abarrotada de visitantes.
Ese año coincidimos con el inicio del Mundial de fútbol, que ganó España. París vibraba con el ambiente festivo, y en los alrededores de la Torre Eiffel se habían instalado pantallas gigantes para seguir los partidos. Fue una experiencia única ver cómo el deporte unía a personas de todas partes del mundo, disfrutando de un momento histórico en un lugar icónico.
Nuestra última visita fue en junio de 2013, un viaje marcado por la lluvia casi constante. Los días comenzaban nublados y, por la tarde, la lluvia hacía acto de presencia, culminando en un auténtico diluvio el último día. Sin embargo, aprovechamos este clima para visitar algunos de los monumentos más significativos de la ciudad, como la **tumba de Napoleón** en los **Inválidos**. Este edificio, que nunca habíamos explorado por dentro, alberga el **Museo del Ejército**, con exposiciones de armas y uniformes de distintas épocas.
El **Barrio Latino**, uno de nuestros lugares favoritos, fue otro punto de interés en cada uno de nuestros viajes. En esta ocasión, visitamos el **Panteón**, que alberga las tumbas de algunos de los personajes más ilustres de la Revolución Francesa. Cerca de allí, exploramos la **Facultad de Derecho de la Sorbona** y su iglesia, un recorrido que añadía más profundidad histórica a nuestra visita.
A pesar de la lluvia, nos aventuramos a hacer un crucero por el río Sena, navegando bajo los puentes históricos de París mientras la ciudad se mostraba bajo un manto gris y lluvioso, pero igualmente fascinante. Nos alojamos en un hotel cercano a la **estación de Montparnasse**, lo que nos permitió hacer una última visita al **Cementerio de Montparnasse**. Este lugar es famoso no solo por su tranquilidad, sino también por ser el lugar de descanso de figuras como **Jean-Paul Sartre**, **Simone de Beauvoir**, **Julio Cortázar** y **César Vallejo**.
En resumen, después de tres viajes, París sigue siendo una ciudad inmensa que nunca deja de sorprendernos. Aunque en total hemos pasado 12 días explorándola, aún quedan muchos rincones por descubrir. Cada visita nos ha mostrado una cara diferente de la ciudad, desde el radiante invierno de 2008 hasta los lluviosos días de junio de 2013. París, con su historia, sus monumentos y su cultura, sigue siendo uno de los destinos más fascinantes de Europa, y seguro que algún día volveremos para seguir recorriendo sus calles llenas de vida.