ESTUPIDEZ

 


Si lo que vas a decir no vale mas que el silencio, cállate”

 

La estupidez humana ha sido objeto de estudio, reflexión y debate a lo largo de la historia. Desde los filósofos clásicos hasta psicólogos modernos, el concepto de estupidez ha evolucionado, incorporando elementos de comportamiento, capacidad cognitiva y consecuencias sociales. En el ámbito político, la estupidez toma formas particularmente peligrosas, pues las decisiones tomadas desde la torpeza o la necedad pueden afectar a millones de personas. 

Quiero explorar el concepto de estupidez desde una perspectiva tanto psicológica como social. Mi intención es analizar cómo se manifiesta en el ámbito político y, a través de ejemplos recientes, mostrar cómo decisiones que parecen absurdas a primera vista revelan fallas profundas en el razonamiento y la coherencia de figuras públicas. Además, examinaré los impactos de esta "estupidez institucionalizada" en la confianza de los ciudadanos y en la percepción que tienen de las instituciones.


I Definiendo la Estupidez: 

 

1.        Psicología de la Estupidez

 

La Real Academia Española define la estupidez como una “torpeza notable para comprender las cosas”. Desde un punto de vista psicológico, la estupidez puede interpretarse como una combinación de sesgos cognitivos, falta de habilidades para resolver problemas y comportamiento impulsivo. Según Balázs Aczél, las acciones estúpidas suelen caer en tres categorías: incompetencia con seguridad, falta de moderación y despreocupación.

 

Carlo Cipolla, en su famoso ensayo Las leyes fundamentales de la estupidez humana, destaca que "la estupidez es la única fuerza que puede causar daño sin beneficiar a nadie, ni siquiera al estúpido". Esto se debe a la incapacidad de prever las consecuencias de las acciones y a la tendencia de subestimar los efectos negativos de nuestras decisiones.

 

2.        Manifestaciones de la Estupidez

 

La estupidez no es un estado constante, sino una cualidad que todos podemos manifestar en ciertas circunstancias. Por ejemplo:

 

  • La incompetencia con seguridad: Implica actuar con una confianza desproporcionada a las capacidades reales. Este tipo de estupidez se manifiesta cuando personas sin preparación adecuada toman decisiones en ámbitos complejos, como la política.

 

  • La falta de moderación: Representa una impulsividad que impide evaluar las consecuencias de las acciones. En política, esto se ve reflejado en promesas irreales o declaraciones contradictorias.

 

  • La despreocupación: Es la incapacidad de actuar debido al desinterés o negligencia. Esta forma de estupidez puede ser más sutil, pero igual de dañina, ya que perpetúa problemas por inacción.

 

El fenómeno de los "listontos" o "listúpidos", personas que utilizan su inteligencia para racionalizar decisiones estúpidas, es particularmente relevante en la política. Estos individuos pueden presentar argumentos sofisticados que ocultan errores fundamentales en su razonamiento, como veremos en los ejemplos analizados.

 

II. Estupidez en el Ámbito Político

 

La política, como esfera de poder y toma de decisiones, amplifica los efectos de la estupidez. Los errores en este contexto no solo afectan a quienes los cometen, sino a toda una sociedad. A continuación, se analizan casos recientes que ilustran este fenómeno.

 

 

1.        La gestión de la pandemia: El caso de las mascarillas en España

 

En abril de 2020, durante los primeros meses de la pandemia de COVID-19, el epidemiólogo Fernando Simón afirmó que "no todo el mundo puede usar mascarilla", argumentando que ciertas personas tenían dificultades físicas o psicológicas para utilizarlas​

 

En retrospectiva, esta declaración contradice la evidencia científica que posteriormente llevó a la obligatoriedad del uso de mascarillas. Este ejemplo refleja la categoría de incompetencia con seguridad. Aunque la intención de Simón era evitar el pánico y garantizar un uso adecuado de los recursos, su falta de precisión y claridad sembró dudas en la población. La gestión inicial de la pandemia en España, plagada de mensajes contradictorios, mostró cómo la falta de preparación y coherencia puede erosionar la confianza ciudadana.

 

Simón descarta imponer el uso obligatorio de mascarillas por ahora

 

2.        Las contradicciones en el discurso político: Pablo Iglesias y el chalet de Galapagar

 

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, criticó en 2012 la compra de un ático de lujo por parte de un ministro, afirmando que "la política económica no puede estar en manos de millonarios". Sin embargo, años después, Iglesias adquirió un chalet de 600,000 euros en Galapagar, contradiciendo sus declaraciones anteriores​.

 

 

Este caso es un ejemplo claro de falta de moderación. La discrepancia entre lo dicho y lo hecho no solo afecta la credibilidad personal de Iglesias, sino que también refuerza la percepción pública de hipocresía en la clase política. Esta forma de estupidez no reside en la compra del chalet en sí, sino en la desconexión entre sus ideales proclamados y sus acciones.

 

Pablo Iglesias

 

3.        Promesas incumplidas: Pedro Sánchez y el pacto con Podemos

 

En 2014, Pedro Sánchez aseguró que no pactaría "ni antes ni durante ni después" con Podemos, calificándolo de populismo peligroso. Sin embargo, tras las elecciones generales, el PSOE formó una coalición con Podemos para gobernar España​

 

Esta decisión puede clasificarse como una mezcla de despreocupación e incompetencia con seguridad. Aunque las circunstancias políticas pueden cambiar, el contraste entre su promesa inicial y sus acciones posteriores resalta la falta de previsión en sus declaraciones. Esto debilita la confianza en la política y refuerza la percepción de que las promesas electorales son herramientas vacías.

 

Pedro Sánchez

 

 

III. Consecuencias de la Estupidez Política

La estupidez en la política no solo genera frustración, sino que tiene consecuencias tangibles. Entre las más graves se encuentran:

 

  1. Pérdida de confianza ciudadana: Las contradicciones y errores minan la credibilidad de los líderes políticos, debilitando el contrato social.
  2. Erosión institucional: La percepción de incompetencia o hipocresía puede deslegitimar a las instituciones, dificultando la gobernabilidad.
  3. Impactos económicos y sociales: Decisiones mal informadas o impulsivas pueden exacerbar problemas estructurales, como la desigualdad o el desempleo.

 

La prevención de la estupidez en política requiere una combinación de educación, transparencia y responsabilidad. Algunas recomendaciones incluyen:

 

  • Educación cívica: Fomentar una ciudadanía crítica que exija coherencia y preparación en sus líderes.
  • Control de declaraciones: Establecer mecanismos para que los políticos sean responsables de sus palabras y promesas.
  • Valoración de la experiencia: Priorizar la preparación y el conocimiento en la selección de líderes y asesores.

 

Como ciudadanos, también tenemos la responsabilidad de reflexionar sobre nuestras propias decisiones y evitar caer en patrones de pensamiento que perpetúen la estupidez colectiva. Como dice el proverbio árabe citado, "si lo que vas a decir no vale más que el silencio, cállate". Esta máxima, si bien sencilla, resume una actitud esencial para reducir la necedad en todos los niveles de la sociedad.

 

La estupidez humana, especialmente en la política, es un fenómeno inevitable, pero no inmutable. Reconocer sus manifestaciones y consecuencias es el primer paso para mitigar sus efectos. A través de una ciudadanía crítica y de líderes más preparados y responsables, podemos aspirar a un sistema político menos propenso a los errores y las contradicciones que tanto daño causan. Al final, la lucha contra la estupidez no es solo una cuestión de inteligencia, sino de ética y compromiso con el bienestar colectivo.

 

 

 

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