EL VENDEDOR DE HUMO

 


"De vez en cuando di la verdad para que te crean cuando mientes"


Jules Renard


 

Últimamente, con la polémica sobre la Facultad de Medicina de Alicante, he llegado a una conclusión clara: Carlos Mazón es lo que llamaríamos un “vendedor de humo”.

Es un político que sabe adaptarse. Tiene una inclinación natural a querer contentar a todos. Eso le funciona para ganar popularidad, pero también le ha ganado muchas críticas. Su flexibilidad política, que para algunos es una virtud, para otros no es más que falta de principios. Cambia de postura cuando le conviene, con una habilidad que recuerda a la de Pedro Sánchez.

No es un estilo nuevo. Está siguiendo la estrategia de Francisco Camps, su antecesor. Camps tenía la costumbre de lanzar una idea nueva cada día, sin importar lo descabellada que fuera. Así mantenía la atención de los medios. La táctica era simple: la idea en sí no importaba, lo importante era el ruido.
 
Ayer, 7 de agosto 2024, Mazón salió con su propuesta estrella: un "CLÚSTER SANITARIO". No dio detalles. Ni fechas, ni presupuesto, ni ubicación. Nada. Solo el titular. Lo suficiente para que los medios y los ciudadanos pasen los próximos días hablando de eso.
La idea del clúster no es nueva. Hace más de 15 años, en una conferencia del diario Información de Alicante, ya se habló de algo parecido. Pero Mazón no mencionó eso. Lo suyo no es la profundidad ni el contexto. Es lanzar titulares y mantener el foco en sus movimientos.
 
La estrategia es clara. Propone algo nuevo cada día. Financiación, escasez de agua, tasas turísticas, reindustrialización… lo que sea. Mazón parece siempre ocupado, siempre proactivo. Pero muchas de estas ideas ya se han planteado antes, y pocas llegaron a nada.
Sus propuestas, improvisadas y poco trabajadas, no tardan en parecer humo. Los ciudadanos empiezan a darse cuenta de que detrás de las palabras no hay planes concretos ni voluntad real de llevarlas a cabo.
 
Mazón tiene otra habilidad: cambiar de posición según las circunstancias. Esto le permite evitar enfrentamientos y aparentar consenso. Pregúntaselo a los políticos de Vox. Sin embargo, esta misma flexibilidad alimenta la idea de que no tiene principios firmes.
La polémica por la Facultad de Medicina de Alicante es un buen ejemplo. Quiere quedar bien con la Universidad Miguel Hernández de Elche, y, según algunos, proteger a los custodios de la tesis doctoral de Francisco Camps, que sigue siendo un misterio.
 
El problema con Mazón es que habla mucho, pero cumple poco. Sus propuestas suelen ser vagas, sus promesas grandilocuentes. Es fácil atraer a los ciudadanos con promesas rápidas y simples, pero esa atracción no dura. Al final, la gente se da cuenta de que las palabras no se traducen en hechos.
 


Carlos Mazón es un político que sabe jugar sus cartas. Lanza ideas, cambia de postura, evita conflictos. Eso le mantiene en el candelero. Pero también le ha ganado una reputación de “vendedor de humo” y oportunista.
Quiere contentar a todos, y eso lo ha llevado lejos. Pero su falta de profundidad y compromiso deja a muchos preguntándose si alguna vez será capaz de cumplir con las grandes promesas que hace.

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