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Ayuntamiento. Marieplatz |
"Si algo puede salir mal, saldrá mal."
La última vez que visitamos Baviera fue en el verano de 2012. En aquel viaje de cinco días recorrimos Múnich, Salzburgo, Augsburgo y Füssen. Más de diez años después, volvimos, pero en un contexto totalmente diferente: finales de noviembre, acompañados esta vez por mi hermana y mi cuñado, y con los mercadillos navideños como telón de fondo.
Llegada a Múnich y alojamiento
Llegamos por la tarde y nos instalamos en el hotel Abasto Feldmoching, a unos 30 minutos del centro de Múnich en metro. La primera noche fue breve: cenamos cerca del hotel y descansamos para comenzar el viaje con energía.
El transporte público funcionó como siempre: puntual, limpio y frecuente. Compramos la IsarCard válida para una semana, por 18 € por persona, lo que nos permitió viajar ilimitadamente en metro y tranvía. Considerando que un solo trayecto cuesta 3,90 €, fue una decisión acertada.
27 de noviembre: Palacio de Nymphenburg y mercadillos
Nuestra primera visita fue al Palacio de Nymphenburg, ubicado en las afueras de la ciudad. El trayecto fue sencillo: 12 paradas de metro hasta la estación central y luego 7 más en tranvía (línea 17), que nos dejó frente al palacio.
Por la tarde, volvimos al centro de Múnich para pasear por las plazas principales y disfrutar de los mercadillos navideños, que ya comenzaban a instalarse. Las luces, los puestos y el ambiente daban forma a una ciudad en plena preparación para la Navidad.
28 de noviembre: Salzburgo
El día 28 fuimos a Salzburgo. Compramos un billete regional económico para grupos, pero por error tomamos un tren rápido, lo que nos obligó a pagar un suplemento durante el trayecto. A la vuelta, utilizamos correctamente los billetes originales.
En Salzburgo visitamos la Fortaleza de Hohensalzburg, recorrimos los mercadillos navideños y almorzamos en un restaurante italiano. Mientras el resto del grupo visitaba el Palacio Episcopal, aproveché para fotografiar la Iglesia de San Pedro y su cementerio. El centro histórico, aunque estéticamente impecable, nunca ha sido de mis favoritos. Salzburgo no me termina de convencer, a pesar de su fama.
29 y 30 Múnich
El 29 lo dedicamos por completo al centro de Múnich. Visitamos la catedral, algunas iglesias y caminamos entre los mercadillos navideños. Desde nuestra última visita en 2012, noté cambios importantes: el centro ahora parece más amplio, moderno y con una oferta comercial más renovada.
El 30 visitamos la Residenz, el antiguo palacio de los reyes bávaros. Su reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial es notable. Múnich, como otras ciudades alemanas, fue duramente bombardeada, y caminar por sus calles es observar una ciudad que ha sido reconstruida desde sus cimientos.
1 de diciembre: Augsburgo
El 1 de diciembre fuimos a Augsburgo en un tren regional económico. La ciudad nos recibió con frío, lo que reforzaba el ambiente invernal. Paseamos por el mercadillo navideño de la plaza del Ayuntamiento, y visitamos lugares emblemáticos como:
- La catedral
- La iglesia de San Ulrich y Santa Afra
- La sinagoga
Aunque es una ciudad pequeña, Augsburgo ofrece tranquilidad y tiene un peso histórico evidente. Fue una jornada más calmada, ideal para el tramo final del viaje.
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Estación Ausburg |
2 de diciembre
El último día lo reservamos para compras y paseos. Volvimos al centro de Múnich para visitar tiendas, comprar recuerdos y aprovechar los últimos mercadillos. Comparados con los de Viena, los mercadillos bávaros ofrecen más puestos de comida y menos de ornamentos navideños, lo que para mí les resta algo de encanto.
En esta visita también percibí un cambio cultural respecto a 2012: una mayor diversidad racial y cultural en la ciudad, algo que se nota en muchas urbes europeas. Curiosamente, Viena parece ser una excepción a esta tendencia.
3 de diciembre
A pesar de viajar en pleno invierno, no vimos nieve. El clima fue frío, pero moderado, y solo nos llovió durante la visita a Salzburgo.
Así cerramos otro viaje por Europa Central, esta vez en modo invernal y navideño. Fue un buen reencuentro con Baviera, aunque probablemente no volvamos. El recuerdo queda, junto con las fotos, como parte de un recorrido diferente al de hace una década.
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