“La literatura no cambia el mundo, pero sí cambia a las personas que pueden cambiar el mundo."
Cuando llegué a Perú en 2014, apenas tenía un conocimiento superficial de su historia. Sabía lo básico: que mi paisano Francisco Pizarro, en el siglo XVI, había conquistado estas tierras con la ayuda de algunas tribus indígenas que veían a los incas como opresores. Había oído de la captura y muerte del Inca Atahualpa en Cajamarca en1532, un evento que marcó el principio del fin para el gran imperio incaico. Pero poco sabía de la complejidad y la antigüedad de las civilizaciones que habían existido mucho antes de la llegada de los españoles, ni de la gran riqueza cultural que el Perú guardaba en sus suelos. Descubrir esa historia fue una de las experiencias más agradables durante mi estancia en el país.
Las Civilizaciones Mochica y Chimú
Nuestros primeros viajes al norte de Perú, en 2015 y 2017, nos abrieron los ojos a la impresionante herencia de las culturas Mochica y Chimú. En nuestra visita a Trujillo, en el departamento de La Libertad, y a Chiclayo, en Lambayeque, tuvimos la oportunidad de apreciar los vestigios arqueológicos que dan testimonio de la grandeza de estos pueblos prehispánicos.
Los Mochica, que tuvieron su apogeo entre los años 100 y 700 d.C., dejaron su huella en la costa norte de Perú. Aunque esta región es más conocida en la historia moderna por haber sido el punto de entrada de los conquistadores españoles, mucho antes fue el hogar de esta civilización avanzada. Los Moche se distinguieron por su dominio en la metalurgia, particularmente en la fabricación de objetos de oro y plata, y por su capacidad para crear cerámicas detalladas, pintadas con escenas que mostraban la vida cotidiana, ceremonias religiosas y batallas.
Uno de los sitios más impresionantes que visitamos fue el complejo de la Huaca de la Luna y la Huaca del Sol, cerca de Trujillo. Estas pirámides de adobe, que alguna vez fueron el centro de poder de la civilización Moche, se alzan en medio de un paisaje desértico, recordando la grandeza de un pueblo que construyó monumentos de enorme escala sin la ayuda de herramientas de hierro o la rueda. La Huaca de la Luna, en particular, nos gustó por sus intrincadas decoraciones murales y sus restos arqueológicos, que revelan sacrificios humanos en honor a sus deidades.
Pero quizás el descubrimiento más asombroso fue el de la Dama de Cao, una momia femenina que fue hallada en el sitio arqueológico de El Brujo, a unos 70 kilómetros de Trujillo. La Dama de Cao, enterrada alrededor del año 400 d.C., fue una gobernante mochica, cubierta de joyas y con tatuajes de figuras animales que aún se podían ver en su piel preservada. Su tumba, descubierta en 2006, es un recordatorio del poder y la influencia que algunas mujeres tenían en esta sociedad precolombina.
El Señor de Sipán: El Faraón de América.
Al norte de Trujillo, en Chiclayo, se encuentra otro sitio arqueológico de suma importancia: la Huaca Rajada, donde en 1987 se descubrió la tumba del Señor de Sipán. Este hallazgo fue comparado con el de Tutankamón en Egipto, debido a la riqueza y el estado intacto de la tumba. Hasta entonces, muchos entierros reales de las civilizaciones antiguas de Perú habían sido saqueados, pero la tumba del Señor de Sipán, un gobernante mochica del siglo III, fue encontrada en perfectas condiciones.
El tesoro que acompañaba a este antiguo líder incluía objetos de oro, plata y piedras preciosas, además de una serie de ornamentos y vestimentas funerarias de una belleza extraordinaria. El Museo Tumbas Reales de Sipán, donde se exhiben estos objetos, es uno de los más impresionantes que he visitado. El ataúd de madera del Señor de Sipán, el primero de su tipo encontrado en América, es testigo de la maestría de los mochicas en carpintería y simboliza el alto estatus que este gobernante tenía en vida.
Chan Chan: La Ciudad de Adobe Más Grande del Mundo
No se puede hablar de las civilizaciones prehispánicas de Perú sin mencionar la imponente ciudad de Chan Chan, capital de la cultura Chimú, que floreció entre los años 900 y 1470 d.C. Cuando visitamos Chan Chan, también cerca de Trujillo, quedamos impresionados por la vastedad de esta ciudad de adobe, que se extiende sobre más de 20 kilómetros cuadrados. Los Chimú fueron herederos de los Moche, y su cultura llevó la arquitectura de adobe a su máxima expresión.
Los muros de Chan Chan, decorados con llamativos patrones geométricos y motivos que representan olas y aves, demuestran la habilidad y el ingenio de los chimúes. Pero lo que más me llamó la atención fue su avanzado sistema de canales de irrigación, que permitía a la ciudad sostenerse en medio de un desierto costero. A pesar de ser conquistada por los incas en el siglo XV, Chan Chan sigue siendo un testimonio impresionante de una civilización que llegó a dominar gran parte del norte de Perú antes de su caída.
Caral: La Civilización Más Antigua de América
Uno de los descubrimientos arqueológicos más sorprendentes que hice en Perú fue la visita a Caral, considerada la civilización más antigua de América. Situada en el valle de Supe, a unos 200 kilómetros al norte de Lima, Caral data de aproximadamente 3000 a.C., lo que la convierte en contemporánea de las antiguas civilizaciones de Mesopotamia y Egipto. El viaje a Caral, que hicimos en diciembre de 2014 con algunos amigos españoles, fue nuestro primer contacto con un sitio arqueológico prehispánico en Perú, y fue verdaderamente asombroso.
En Caral, caminamos entre las ruinas de pirámides escalonadas y plazas ceremoniales, que fueron construidas por una sociedad que no conocía ni la cerámica ni la escritura. Sin embargo, la gente de Caral desarrolló un impresionante conocimiento de la arquitectura y la agricultura, con sistemas de irrigación que les permitieron prosperar en el desierto. Este viaje nos asombró, al darnos cuenta de que mucho antes de los incas, existían en Perú civilizaciones sofisticadas que ya dominaban su entorno de manera extraordinaria.
Machu Picchu y los Incas
No podemos hablar de Perú sin mencionar a los incas, los grandes arquitectos de una de las civilizaciones más influyentes de América del Sur. Aunque la dominación incaica duró apenas unos cien años antes de la llegada de los españoles, su legado es monumental. La ciudad de Cusco, la antigua capital inca, y el majestuoso Machu Picchu, una de las nuevas siete maravillas del mundo, son claros ejemplos de su habilidad en ingeniería y arquitectura.
Machu Picchu, la joya de la corona de las ruinas incas, está enclavada en las alturas de los Andes y fue construida en el siglo XV. A lo largo de mis años en Perú, visité este increíble sitio en un par de ocasiones, y cada vez me quedé impresionado por su perfección arquitectónica y la armonía que parece tener con el paisaje que lo rodea. En futuros capítulos hablaré más en detalle sobre este lugar único, que sigue siendo uno de los símbolos más poderosos de Perú y su historia prehispánica.
Nazca: Los Misterios del Desierto
Siguiendo un recorrido imaginario hacia el sur, llegamos a los desiertos de Nazca, hogar de una de las culturas más enigmáticas de la historia de Perú. La cultura Nazca, que floreció entre los años 200 a.C. y 600 d.C., es famosa por los geoglifos que dejaron grabados en el desierto. Estas figuras gigantes, que solo pueden ser vistas en su totalidad desde el aire, representan animales, formas geométricas y figuras humanas, y su propósito sigue siendo un misterio hasta el día de hoy.
Visité Nazca tres veces durante mi estancia en Perú. La primera fue en julio de 2014, poco después de mi llegada al país, y las otras dos con mi familia. Sobrevolar las Líneas de Nazca en una avioneta fue una experiencia única, que me dejó con más preguntas que respuestas sobre cómo y por qué estas figuras fueron creadas. También visité las islas Ballestas y el desierto de Paracas, dos de los lugares más bellos de la costa sur del país, cuyas vistas al océano Pacífico son inolvidables.
Chavín de Huántar: Un Centro Religioso y Político
En los Andes centrales de Perú, se encuentra el templo de Chavín de Huántar, uno de los sitios arqueológicos más importantes del país. La cultura Chavín, que se desarrolló entre el 900 y el 200 a.C., fue un centro religioso y cultural que influyó en muchas de las civilizaciones posteriores de los Andes. En 2016, hice un viaje a este sitio, ubicado en la región de Ancash, y quedé asombrado por su compleja arquitectura y sus esculturas monumentales, como el Lanzón de Chavín, una piedra tallada de más de cuatro metros de altura que representaba una deidad.
Perú es un país construido sobre una vasta de historia. Mucho antes de la llegada de los españoles y el auge del imperio incaico, civilizaciones como los Moche, Chimú, Nazca, Caral y Chavín habían dejado su huella en estas tierras. Cada una de estas culturas contribuyó a la rica diversidad que caracteriza a Perú hoy en día, y recorrer sus vestigios fue una de las experiencias más enriquecedoras durante mi estancia. Estas civilizaciones prehispánicas no solo dominaron su entorno natural, sino que también desarrollaron tecnologías y sistemas de organización social avanzados que aún sorprenden a los estudiosos modernos. Perú, más allá de su belleza natural, es un país profundamente marcado por su pasado, un pasado que sigue vivo en sus monumentos, en sus tradiciones y en la memoria de su gente.