02 julio 2025

AMSTERDAM

 


Ayuntamiento 


"El viaje no solo amplía la mente, la forma."
Bruce Chatwin




Durante la Semana de Pascua de 2011, aprovechamos las vacaciones para hacer una escapada a Ámsterdam, capital de los Países Bajos. Volamos desde Alicante con la idea de conocer una de las ciudades más visitadas de Europa. Aunque es famosa por sus canales, bicicletas y ambiente relajado, he de reconocer que no fue de las ciudades que más me han marcado entre las que he visitado.

 

Museo Van Gogh: uno de los puntos fuertes

 

El viaje comenzó con una visita al Museo de Vincent Van Gogh, una de las principales atracciones culturales de la ciudad. Aunque no se podían hacer fotografías en el interior —excepto en el vestíbulo—, fue una experiencia enriquecedora poder ver de cerca tantas obras icónicas del artista.

Para quienes disfrutan del arte, este museo es sin duda una visita obligada en Ámsterdam.


Paseo por el Mercado de las Flores

Un par de días después paseamos por el conocido Mercado de las Flores, ubicado junto a uno de los canales. Como era de esperar, el lugar estaba lleno de tulipanes y bulbos típicos de los Países Bajos, en un entorno muy pintoresco. Es una de esas imágenes que identifican claramente a la ciudad y que vale la pena ver.

 

Palacio Real y Rijksmuseum (cerrado)

También pasamos por la Plaza Dam, donde se encuentra el Palacio Real, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Lo vimos desde el exterior, ya que no entramos.

Una de las visitas que no pudimos hacer fue al Rijksmuseum, ya que se encontraba en proceso de remodelación. Fue una lástima, ya que es uno de los museos más importantes de Europa.



Canal en Amsterdam

 

Impresiones personales de la ciudad

Ámsterdam es una ciudad con mucho encanto para quienes disfrutan caminando sin rumbo fijo. Sus canales, las casas antiguas con fachadas inclinadas, los puentes y las bicicletas que llenan cada calle forman una imagen muy característica.

Sin embargo, para mí no fue una ciudad especialmente memorable. El ambiente era agradable, pero no me dejó una impresión tan fuerte como otras capitales europeas. Quizás influyó el hecho de que durante nuestra visita, la Plaza Dam estaba ocupada por una feria, con una gran noria que restaba protagonismo al entorno. Tampoco visitamos el Museo Madame Tussauds, que no nos llamaba especialmente la atención.

 

Otros lugares visitados

 

Además de los puntos más conocidos, también exploramos otras zonas de la ciudad:

  • El Barrio de Jordaan, con sus tiendas pequeñas, cafeterías y calles tranquilas. Fue uno de los rincones que más me gustaron por su ambiente local y menos turístico.
  • El Vondelpark, el parque urbano más grande de Ámsterdam. No lo recorrimos por dentro, pero pasamos por sus alrededores. Es un lugar muy frecuentado por locales para pasear o hacer picnic.

 

Ámsterdam es una ciudad que ofrece una buena combinación de arte, historia, vida urbana y canales. Para quienes disfrutan de los museos y los paseos tranquilos, puede ser una excelente elección. En mi caso, aunque fue una experiencia interesante, no se encuentra entre mis destinos favoritos.

Aun así, es una ciudad que merece una visita, sobre todo para conocer su ambiente relajado, su cultura ciclista y su importante oferta cultural.

 






24 junio 2025

EMILIA ROMAGNA

 


La observación es el arte de descubrir lo extraordinario en lo cotidiano.






Emilia-Romagna: Mosaicos, motores y ciudades con alma


Fecha del viaje: Noviembre de 2018

Ciudades visitadas: Bolonia, Ferrara, Módena, Rávena


Emilia-Romagna es una región del norte de Italia famosa por su riqueza cultural, gastronómica y arquitectónica. Uno de sus mayores tesoros es Rávena, antigua capital del Imperio Bizantino en Occidente, con sus impresionantes mosaicos del siglo V y VI. Pero este viaje fue mucho más que eso: Bolonia, Ferrara y Módena también nos mostraron su alma a través del arte, la historia… y los motores.



Llegada a Bolonia

Nuestro viaje comenzó el 13 de noviembre de 2018, con un vuelo de Ryanair desde Alicante. Al llegar, alquilamos un coche y nos dirigimos al hotel Holiday Inn Express, en las afueras de Bolonia. Era una elección práctica: buen acceso por carretera, aparcamiento gratuito y un centro comercial cercano para resolver necesidades básicas.


 Ferrara

A menos de una hora en coche, Ferrara nos sorprendió con su encanto tranquilo. Paseamos por su casco histórico, donde la mezcla de arquitectura medieval y barroca nos cautivó.

  • Visitamos la Catedral, parcialmente en obras, pero impresionante por dentro.

  • El Castillo Estense, con su foso y sus torres, fue una de las visitas más destacadas. Nos detuvimos a tomar un café dentro, disfrutando del ambiente solemne de este monumento.

Ferrara es una ciudad que se recorre con calma, ideal para los que buscan belleza sin multitudes.



 Módena

Nuestra siguiente parada fue Módena, famosa por su relación con Ferrari.

  • El Museo Ferrari es una parada obligatoria, tanto por sus coches de colección como por su presentación moderna.

  • Recorrimos también el centro histórico y su catedral románica, una de las joyas de la ciudad.

  • Entramos en una iglesia desacralizada que albergaba una exposición navideña: una curiosa mezcla de lo religioso y lo moderno.

Anécdota: Me equivoqué de acceso al centro y terminé con una multa de 100€, recibida dos meses después.


 

Rávena

Si hay una ciudad que nos deslumbró, fue Rávena. Esta antigua capital bizantina es un museo al aire libre:

  • La Basílica de San Vital y el Mausoleo de Gala Placidia nos dejaron sin palabras. Los mosaicos bizantinos, vibrantes aún después de siglos, reflejan una espiritualidad profunda.

  • Visitamos también San Apolinar Nuevo, el Baptisterio Neoniano, la Basílica de San Francisco y la tumba de Dante.

    Rávena es posiblemente el mejor ejemplo de arte paleocristiano y bizantino en Europa occidental.

Este viaje a Emilia-Romagna nos demostró que la región es mucho más que su capital, Bolonia. Rávena fue la gran revelación, pero tanto Ferrara como Módena nos ofrecieron experiencias culturales únicas. Emilia-Romagna se consolidó, para nosotros, como una de las regiones más ricas en arte y autenticidad del norte de Italia.









 
 

16 junio 2025

QUITO

 


 




Palacio de Carondelet


El único hombre que puede cambiar de opinión, es aquel que solo tiene una.

Harun Al-Rasïd



Quito

Quito, la capital de Ecuador, es una ciudad que asombra por su rica historia, su arquitectura monumental y su impresionante ubicación en la cordillera andina. Situada a 2.850 metros sobre el nivel del mar, es una de las capitales más altas del mundo y alberga un centro histórico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Nuestra visita coincidió con los días festivos por la Batalla de Angamos, y llegamos desde Lima dispuestos a descubrir esta joya andina con calma y admiración.

Nos alojamos en un encantador hotel cerca de la Plaza de San Francisco, lo que nos permitió movernos a pie por todo el centro histórico. La cercanía a los principales puntos de interés fue clave para disfrutar la ciudad sin prisas ni necesidad de transporte.

 Día 1 – El corazón histórico de Quito

Ese primer día contratamos una guía local, una excelente decisión para sumergirnos en la historia y la cultura de la ciudad. Comenzamos en la Plaza de la Independencia, también conocida como Plaza Grande, el centro neurálgico de Quito. Allí se encuentran:

  • La Catedral Metropolitana

  • El Palacio de Carondelet, sede del gobierno

  • El Palacio Arzobispal

Nuestra guía nos explicó con detalle la historia de cada uno, dando vida a las piedras y balcones de este magnífico entorno.

Luego caminamos hasta la Iglesia de la Compañía de Jesús, cuya fama está más que justificada. Su interior, cubierto completamente de pan de oro, es un ejemplo sobresaliente del barroco latinoamericano. Es difícil no quedarse sin palabras al contemplar sus detalles minuciosos, la luz cálida reflejándose en las paredes y el aura mística que envuelve el lugar.

La jornada continuó en la cercana Plaza de San Francisco y su imponente convento, uno de los más antiguos de la ciudad. Rodeados de fachadas coloniales, adoquines y el bullicio pausado de la ciudad, sentimos que caminábamos dentro de un libro de historia.


 Día 2 – Torres, cultura y vistas

Este día lo dedicamos a explorar algunos de los monumentos más emblemáticos y modernos de Quito.

Nuestra primera parada fue la Basílica del Voto Nacional, una joya neogótica que domina el perfil de la ciudad. Subimos a sus torres, desde donde disfrutamos de una vista panorámica espectacular. Quito se desplegaba a nuestros pies, entre montañas, tejados rojizos y cielos abiertos.

Por la tarde, nos adentramos en el ámbito cultural con visitas al:

  • Museo Casa de la Cultura Ecuatoriana

  • Museo de la Ciudad

Ambos espacios nos ofrecieron una inmersión profunda en la historia de los pueblos originarios, sus tradiciones, y el mestizaje que ha dado forma a la identidad ecuatoriana.


 Día 3 – El Pichincha y la Mitad del Mundo

Nuestro tercer día fue toda una aventura natural y simbólica.

Por la mañana, subimos al Teleférico de Quito, que asciende hasta los 4.100 metros de altitud en las faldas del volcán Pichincha. La experiencia fue emocionante: el aire fresco, las vistas de la ciudad desde lo alto, y la inmensidad de los Andes formaron uno de los momentos más memorables del viaje.

Por la tarde, visitamos la Mitad del Mundo, el lugar donde se marca simbólicamente el paso de la línea ecuatorial. Allí, además de tomarnos la clásica foto con un pie en cada hemisferio, participamos en divertidos experimentos que explicaban los efectos únicos que ocurren en el ecuador del planeta. Entre ellos, el famoso cambio de dirección del agua según el hemisferio.

Quito nos gustó por muchas razones: su belleza arquitectónica, su herencia cultural, sus vistas imponentes, y sobre todo, por la forma en que combina lo antiguo y lo moderno con naturalidad. Es una ciudad que se vive a pie, a paso lento, permitiendo que cada calle, plaza e iglesia cuente su propia historia.

La experiencia de contemplar Quito desde el Pichincha, con las nubes bajo los pies y los Andes en el horizonte, será un recuerdo imborrable.

 


05 junio 2025

OCCITANIA Y PROVENZA.FRANCIA

 






Los viajes son como los atardeceres. Si esperas demasiado puedes no llegar a tiempo.



 

  • BEZIERS
  • NIMES
  • ARLES
  • ORANGE
  • AVIGNON
  • CARCASONA


Occitania y Provenza en coche (junio 2018)


En junio de 2018 emprendimos un viaje en coche desde El Campello hacia el sur de Francia para explorar algunas de las regiones más ricas en historia y patrimonio: Occitania y Provenza. Aprovechando el buen tiempo y la cercanía con la frontera, organizamos una ruta cultural que combinó ciudades romanas, medievales y paisajes mediterráneos.

Trayecto en coche

  • Ida: Parada intermedia en Tarragona.

  • Regreso: Noche en Perpiñán, que dejamos pendiente para visitar en más profundidad en otra ocasión.

Base del viaje: Nos alojamos en un hotel a las afueras de Nimes, ideal para movernos con facilidad por carretera, evitar el tráfico del centro y aparcar cómodamente.


Beziers

Béziers

  • Fue la primera parada del viaje.

  • Almorzamos en el centro y paseamos por el casco antiguo.

  • Subimos hasta la Catedral de Saint-Nazaire, con excelentes vistas desde lo alto.

  • El puente medieval nos ofreció una de las mejores panorámicas de la ciudad.

Nimes 

Nîmes

  • Nuestra base durante el viaje.

  • Visitamos:

    • Anfiteatro romano (Les Arènes): muy bien conservado y aún en uso para eventos.

    • Maison Carrée: uno de los templos romanos mejor conservados del mundo.

    • Esplanade Charles De Gaulle: amplia plaza con fuentes y zonas verdes.

    • Jardins de la Fontaine: pulmón verde de la ciudad, donde están el Templo de Diana y la Torre Magna, con vistas sobre Nîmes.

Ciudad muy agradable, monumental, con buen ambiente y mucha historia.

Página oficial: nimes-tourisme.com

Arlés

  • Ciudad marcada por el legado romano y la huella de Vincent van Gogh.

  • Visitamos:

    • Anfiteatro romano (Les Arènes)

    • Teatro Antiguo

    • Plaza de la República, con su obelisco y la Iglesia de San Trófimo

    • Fundación Vincent van Gogh: interesante visita con arte contemporáneo y referencias al artista.

Más info: losapuntesdelviajero.com – Arlés

Orange

  • Antes de llegar, hicimos una parada en el Pont du Gard, un magnífico acueducto romano comparable al de Segovia.

  • En Orange visitamos:

    • Teatro romano: uno de los mejor conservados del mundo.

    • Arco de Triunfo, situado en la entrada de la ciudad.

  • El casco antiguo conserva su encanto y es ideal para pasear.

Aviñón

  • Uno de los grandes hitos del viaje.

  • Lo más destacado:

    • Palacio de los Papas: gótico y monumental.

    • Puente de Saint-Bénézet (Puente de Aviñón).

  • Casco antiguo con mucho encanto, ideal para recorrer a pie.

  • Entorno provenzal muy atractivo, con campos de lavanda y viñedos.

Carcasona (Carcassonne)

  • La última parada antes de regresar.

  • Ciudad completamente amurallada, que recuerda a Ávila en su trazado defensivo.

  • Recorrimos:

    • Iglesias, castillo y varias casas-museo del interior de la ciudadela.

  • Almuerzo en el interior de la ciudad vieja.

  • Al terminar el día, seguimos hasta Perpiñán para pasar la noche.


Este viaje por carretera fue una excelente forma de explorar con libertad el sur de Francia. Las regiones de Provenza y Occitania ofrecen un equilibrio perfecto entre patrimonio, naturaleza y tranquilidad. Ciudades como Nîmes, Arlés, Orange y Aviñón nos permitieron conectar con la historia romana y medieval, mientras que lugares como Carcasona o Béziers nos sorprendieron con su encanto.

Viajar en nuestro coche nos dio la flexibilidad para adaptar el ritmo, descubrir rincones menos turísticos y disfrutar de cada etapa sin prisas.



 
 
  
 


31 mayo 2025

MARRAKECH. MARRUECOS



                plaza Jemaa El Fna

El mejor profeta del futuro es el pasado.


Lord Byron




Marrakech

Nuestro viaje a Marrakech comenzó con una excelente oferta: gracias a mis avíos acumulados, solo pagamos 42 euros por billete. Volamos desde Alicante con escala breve en Barcelona. Aterrizar en Marrakech fue como cruzar a otro mundo: el aire seco del desierto, el bullicio del aeropuerto y los trámites de inmigración nos anticipaban una experiencia exótica.

Aunque el aeropuerto está cerca del centro, el trayecto pareció un ritual de transición. Pedí al encargado de la riadque nos gestionara el transporte. Al llegar a la medina, el coche tuvo que detenerse: las calles se estrechan tanto que solo se puede continuar a pie. Caminamos entre muros ocres y serpenteantes, sintiendo que cada rincón escondía siglos de historia.

Nuestra riad: Oasis en la medina

Lriad (una tradicional casa marroquí) donde nos alojamos fue un remanso de paz. Distribuida en tres plantas alrededor de un patio interior con fuente, nos ofreció ese sosiego que tanto se agradece después del bullicio diario. Desde las ventanas, todo se abría hacia ese patio tranquilo, donde cada mañana comenzaba con té a la menta y el murmullo del agua.

Aunque no estábamos cerca de la Plaza Jemaa El Fna, esa cierta lejanía fue un regalo: dormir alejados del bullicio y explorar la ciudad en trayectos pausados.

 


Cinco días en Marrakech (¿quizá dos habrían bastado?)

Marrakech es una ciudad intensa. Vivimos su esencia durante cinco días, aunque sinceramente, dos hubieran sido suficientes. El alma de la ciudad vibra en la Plaza Jemaa El Fna, un mosaico de vendedores, músicos, encantadores de serpientes y cuentacuentos. Cada esquina parece sacada de un sueño o una película.

A pocos pasos, el zoco despliega sus laberintos de color y aroma. Alfombras, especias, cerámicas, cuero… cada giro en las calles era una nueva sorpresa.

  • Palacios y ruinas: Algunos espléndidos, otros desmoronados pero evocadores.

  • Jardín Majorelle: El más impresionante. Verde, arte y calma.

  • La Menara: Gran estanque y jardines, más simbólico que emotivo.


Moverse por la ciudad

Compramos un pase de autobús turístico, lo que hizo mucho más sencilla la movilidad entre monumentos, jardines y barrios. A pesar del calor y la intensidad de la ciudad, el transporte ayudó a que la experiencia fuera más llevadera.

 Essaouira: Respiro del océano


Excursión desde Marrakech

Al tercer día, buscamos aire fresco y partimos rumbo a Essaouira, en la costa atlántica. Aunque solo son 180 km, tardamos más de tres horas. Las paradas en el camino valieron la pena: vimos cabras encaramadas en olivos y aprendimos sobre la extracción del aceite de onagra, típico de la región.

Tranquilidad costera

Essaouira fue una pausa serena. Caminamos por el puerto pesquero, observamos su fortaleza junto al mar y nos perdimos por sus calles blancas. Solo pasamos unas horas, pero bastaron para entender que el ritmo aquí es otro. Tranquilo, sin prisas, como si el tiempo también descansara.

Marrakech y Essaouira nos ofrecieron dos caras muy distintas de Marruecos. De la intensidad abrumadora de la ciudad roja, a la brisa pausada de la costa. Un viaje que, a pesar del cansancio de algunos trayectos, nos permitió conocer más de cerca la diversidad y riqueza de este país.

 
 
 

28 mayo 2025

SELVA NEGRA

 








Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla.

Confucio

 




Selva Negra y Alsacia (verano 2013)


En el verano de 2013 emprendimos un viaje que combinó el paisaje frondoso del sur de Alemania con el encanto de las ciudades alsacianas francesas. Volamos desde Alicante al aeropuerto de Karlsruhe/Baden-Baden con Ryanair. Allí recogimos un coche de alquiler que sería nuestra herramienta para recorrer con libertad la Selva Negra y Alsacia, dos regiones que nos dejaron recuerdos inolvidables.


Selva Negra 

Friburgo (Freiburg im Breisgau)

  • Fecha de llegada: 6 de julio de 2013

  • Fue nuestro punto base para explorar la región.

  • Coincidimos con una fiesta local, lo que dio vida a las calles del centro histórico.

  • Visitamos la catedral gótica, paseamos por las zonas peatonales y disfrutamos de la gastronomía local.



Baden-Baden

  • Elegante ciudad balneario conocida por sus aguas termales.

  • Aunque no entramos al balneario ni al casino, caminamos por el centro y encontramos una pequeña iglesia ortodoxa en un parque, un lugar muy tranquilo.

  • La ciudad conserva un aire aristocrático y sereno.


Freudenstadt y Oberkirch

  • En ruta hacia Freudenstadt, pasamos por pueblos tradicionales con arquitectura de cuento y relojes de cuco.

  • En Freudenstadt nos llamó la atención su gran plaza central y la iglesia luterana reconstruida tras la Segunda Guerra Mundial.

  • Continuamos hacia Oberkirch, un pequeño pueblo donde disfrutamos de la tranquilidad y el entorno natural.






Alsacia (Francia)


Colmar

  • Uno de los pueblos más bonitos del viaje.

  • Destacan sus casas de entramado de madera, sus calles empedradas y los balcones llenos de flores.

  • La ciudad nos gustó tanto que volvimos dos veces durante el viaje.



Estrasburgo

  • Capital de Alsacia y sede de instituciones europeas.

  • Visitamos:

    • Catedral de Estrasburgo, de estilo gótico

    • Barrio de la Petite France, con canales y casas medievales

    • Plaza Kléber

    • Vistas al Parlamento Europeo desde el Rin

  • Nos alojamos en las afueras y accedíamos al centro diariamente en taxi.


Regreso

  • El viaje finalizó con el retorno desde Estrasburgo al aeropuerto de Karlsruhe, donde devolvimos el coche de alquiler.

  • Volvimos a Alicante con la sensación de haber descubierto una de las zonas más bellas de Europa.

Notas finales

  • Este viaje fue ideal para hacerlo en coche.

  • La combinación Alemania–Francia fue perfecta para conocer dos culturas distintas en un solo recorrido.

  • Destinos tranquilos, bien conservados, ideales para el verano.


 

22 mayo 2025

VARSOVIA Y CRACOVIA

 




Lo más grande va sin reparo con lo más pequeño. Lo mediocre va solo.

Rabindranath Tagore



Cracovia y Varsovia:

 
En julio de 2017 viajamos por dos de las ciudades más representativas de Polonia: Cracovia y Varsovia. Volamos desde Alicante a Cracovia, donde pasamos los primeros tres días explorando su historia y patrimonio. Luego nos trasladamos a Varsovia para conocer la capital, antes de regresar a Cracovia para tomar el vuelo de vuelta.
 

Cracovia 


Cracovia fue nuestra primera parada. A pesar del corto tiempo, la ciudad nos sorprendió por su arquitectura medieval, su ambiente tranquilo y su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Recorrimos la Plaza del Mercado, con la Iglesia de Santa María, el Ayuntamiento y varios carruajes turísticos (aunque los precios eran elevados).

Visitamos el barrio judío de Kazimierz, donde la historia reciente es muy visible, y la Fábrica de Schindler, un lugar clave para entender los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial en la ciudad.
 
Uno de los momentos más impactantes del viaje fue la excursión a Auschwitz-Birkenau, contratada a través de Civitatis. La visita, guiada por una persona experta, nos permitió conocer de cerca uno de los episodios más duros del siglo XX. Aunque es una experiencia difícil, consideramos que es necesaria para comprender la magnitud de lo ocurrido.

De vuelta en Cracovia, exploramos la Catedral de Wawel, el Palacio Real y el mercado local, donde descubrimos productos artesanales y platos típicos de la región.






Varsovia

 Nos trasladamos a Varsovia en un vuelo de la aerolínea LOT. Aunque es una opción de bajo coste, el trayecto fue cómodo y rápido.

Comenzamos el recorrido en el Monumento a Marie Curie, y desde allí fuimos hacia la Ciudad Vieja (Stare Miasto). Esta zona fue completamente destruida durante la Segunda Guerra Mundial y posteriormente reconstruida. La Plaza Mayor y la Barbacana son ejemplos de ese esfuerzo de restauración.

Después del almuerzo, visitamos el Palacio Real, también reconstruido tras la guerra. En su interior se pueden ver exposiciones relacionadas con la historia y el arte polaco.

 

Nos alojamos en el Novotel Warszawa Centrum, ubicado cerca del Palacio de la Cultura y la Ciencia, un edificio emblemático del periodo soviético. Aunque su estilo divide opiniones, ofrece buenas vistas desde su terraza y alberga cines, teatros y museos.

Uno de los días lo dedicamos al Parque Łazienki Królewskie, al que llegamos caminando desde el hotel. Es un lugar amplio y tranquilo, con palacios, esculturas y zonas verdes. Destaca la estatua de Chopin, muy visitada por los turistas.

También recorrimos parte de la Ruta Real (Trakt Królewski), que conecta el Castillo Real con el Palacio de Wilanów. Aunque no llegamos hasta este último, el paseo permitió ver muchos de los lugares más representativos de la ciudad.


 

Cierre del viaje


Desde Varsovia regresamos a Cracovia para tomar el vuelo de vuelta a Alicante. En pocos días conocimos dos ciudades con estilos muy distintos, pero con un fuerte vínculo con la historia de Polonia. Cracovia destaca por su conservación y su aire medieval, mientras que Varsovia muestra la capacidad de reconstrucción y modernización del país.

 






 

16 mayo 2025

ESTOCOLMO Y OSLO

 




No viajamos para escapar de la vida, viajamos para que la vida no se nos escape.




Viaje a Estocolmo y Oslo


Viajar es una forma de conocer nuevos paisajes, culturas y modos de vida. En este caso, exploramos dos capitales nórdicas que, aunque menos visitadas que otras ciudades europeas, ofrecen un equilibrio entre modernidad, tradición y entorno natural: Estocolmo y Oslo.


Estocolmo


Estocolmo, capital de Suecia, está formada por 14 islas conectadas por más de 50 puentes. Entre el mar Báltico y el lago Mälaren, su geografía le da un carácter muy especial.

Durante nuestra estancia, caminamos por Gamla Stan, el casco antiguo. Allí vimos por fuera el Palacio Real, uno de los más grandes de Europa, y la Catedral de San Nicolás, con su interior sencillo pero elegante. También pasamos junto a la Ópera Real y el Moderna Museet, dedicado al arte contemporáneo, aunque no llegamos a entrar.

Una de las cosas que más nos gustó fue caminar de una isla a otra cruzando puentes. Estocolmo es una ciudad limpia, silenciosa y muy bien planificada. El transporte público funciona bien, pero recorrerla a pie permite ver detalles que no se aprecian desde un autobús o metro.

Un detalle curioso: es muy común encontrar supermercados con sushi fresco, algo que no esperábamos.



Oslo

Oslo, capital de Noruega, también nos sorprendió por su mezcla de ciudad moderna con naturaleza por todas partes.

Visitamos la Fortaleza de Akershus, junto al puerto. Desde allí se tienen buenas vistas del fiordo de Oslo. La fortaleza conserva parte de su estructura medieval y es un lugar tranquilo para pasear.

Otro sitio que vale la pena es el Parque de Esculturas de Vigeland. Tiene más de 200 esculturas del artista noruego Gustav Vigeland, todas al aire libre. La entrada es gratuita. Las figuras representan distintas etapas y momentos de la vida, muchas de ellas muy expresivas. Es un parque diferente, que combina arte y paseo en un entorno amplio.

Tampoco faltó la visita exterior a la Ópera de Oslo, un edificio moderno y llamativo junto al agua. Se puede caminar por su tejado, algo que hicimos sin saber que era tan típico. Desde arriba se ve el puerto y parte del centro.

Nos quedó pendiente el Museo de Barcos Vikingos, cerrado por reformas en ese momento. Es uno de los lugares más conocidos de la ciudad y lo dejamos para una futura visita.


Estocolmo y Oslo son dos capitales que invitan a caminar sin prisa. Son limpias, ordenadas, bien diseñadas. No tienen monumentos espectaculares en cada esquina, pero sí ofrecen calidad de vida, respeto por lo público y un buen equilibrio entre ciudad y naturaleza. Para quienes estén pensando en un viaje diferente por Europa, valen la pena.



   

AMSTERDAM